Danilo ofrece pocas señales sobre planes de su gestión

En medio de una transición singular caracterizada por una mezcla gastronómica de pollo, salamis y gas propano, el presidente electo ha cumplido con una misión de silencio absoluto sobre sus planes, esperándose que sacuda al país el 16 de agosto.
Si el presidente electo, Danilo Medina no lo hiciera, se caería el ánimo del público sobre todo de las gradas que están mirando como los sectores interesados y sus muchos recursos están en tensión porque no pueden descifrar sus señales.
En tanto, el presidente saliente, Leonel Fernández, ha seguido día a día con el programa de inauguraciones pese a la crítica de sus adversarios, que no lo perdonan, aunque evitó la reelección y prefirió apoyar a su compañero de partido.
La agenda del doctor Fernández para las inauguraciones dice que no obstante las querellas su régimen terminará como un gran constructor. El doctor Balaguer mantuvo su plan de inauguraciones en agosto de 1978 y a veces mandó secretarios a abrir obras.
Sui géneris en varios aspectos, la transferencia de mando de Fernández a Medina, no recuerda ni por asomo la pugnacidad que rodeó la asunción del doctor Salvador Jorge Blanco, del PRD en 1982, cuando recibía el mando del mismo partido.
Esa pugnacidad, guardando la distancia, es la misma que tiene ahora al PRD presa de la preocupación del público y de sus dolientes que formaron en las pasadas elecciones casi la mitad de los que participaron en las mismas.
El doctor Fernández no ha cambiado en nada. Ha tomado las cosas con parsimonia, ha escuchado las críticas de sus adversarios y a algunos los ha complacido en  asuntos personales. Declaró sentirse “honrado por haber gobernado los últimos ocho años”.
Silencio de Medina
Hay ejemplos del silencio íntimo de Medina. Se dice que un alto jefe policial “incunable” en los mandos, se presentó escalera en manos a la casa del presidente electo para verlo. La seguridad le dijo simplemente que no estaba en la agenda del día.
Después de advertir que no había sombreros para tantas cabezas, los funcionarios que aspiran quedarse o ascender junto a sus compromisarios y familiares han sido dejados en ascuas, resignados a volver a la vida de los mortales.
Durante la semana pasada algunas cosas ayudaron a la proyección del nuevo presidente. Una fue su apertura a recibir en septiembre una misión del Fondo Monetario Internacional para diagnosticar la economía o preparar un convenio.
Otra decisión fue anunciarle al subsecretario general adjunto de la OEA, Albert Ramdin, para los países del CARICOM, su deseo de impulsar un acuerdo de libre comercio con Haití, lo que favorecería a los productores dominicanos.
Haití, bajo la presión de su Cámara de Diputados, vetó la compra de productos cárnicos dominicanos luego de que ProConsumidor pusiera sobre el tapete algo muy conocido, que muchos salamis llegaban a los consumidores sin la debida calidad.
El caso de los salamis, que se produjo tras el silencio de los organismos como Salud Pública y Digenor ante el informe de laboratorio de que los productos estudiados no estaban aptos para el consumo debido a exceso de sal, harina y contaminación fecal, devino en un elemento más de presión al nuevo presidente.
El caso de los salamis, como el de los pollos y el gas, evidencia que, contrario a la política de los Estados Unidos, donde lo importante es el interés de los consumidores, aquí se le da vuelta y vuelta a los temas para favorecer al final intereses del comercio.
Llena de peticiones desde los más variados sectores y exigencias de líderes empresariales y aun de críticos reconocidos del partido de Medina, la prensa deja entrever que no habría presupuesto para complacer tantas reclamaciones interesadas.
Ni la familia escapa
Tras las denuncias de “hackeo” en algunas cuentas de la Internet, posiblemente Medina hará lo que hizo el doctor Balaguer en 1978: le echó manos a una mascota escolar en la cual anotaba los nombres y tras asumir, las cifras de la recaudación.
Dicen que ni la familia ha escapado de la veda a sus secretos y que advirtió a los hermanos Medina en Newark, NJ, sobre la intención de no permitir el nepotismo, algo presente en gobiernos anteriores y de lo cual se cuidó el doctor Fernández.
El presidente electo se reunió con los obispos católicos, un encuentro acostumbrado cuando cambia el Gobierno. Se afirma que los dirigentes protestantes tendrán también su propia reunión prevalidos de la raigambre evangélica del nuevo gobernante y en busca de su espacio.
Medina tiene quince días para articular el Gabinete civil y puestos altos, y los de las Fuerzas Armadas, DNI, Policía Nacional, la DNCD y AMET. En vísperas de su juramentación en agosto de 2008, el doctor Fernández rehizo los decretos de jefes militares dando espectacularidad a los nombramientos que al final dispuso. Ayer la dirigente del PLD, Alejandrina Germán, dijo que los peledeístas no votaron por Medina para ocupar cargos, sino para que el país continúe por un sendero de progreso y modernización. Quizá no sea hipócrita su afirmación porque, como se cree, todos saldrán