Reflexiones ¿Cómo vencer los ataques del enemigo?
¿Cómo vencer los ataques del enemigo?
Así como Dios está a nuestro lado en todo momento, lamentablemente, el enemigo también acecha, nos mira, espera un momento de debilidad para intentar hacernos renunciar a la fe.
No somos perfectos, después de todo Dios lo quiso así, porque es solo a través de nuestros errores y defectos que aprendemos a evolucionar y volvernos más virtuosos. Pero estos mismos errores y malas conductas también son un terreno fértil para la tentación.
Cuando nos dejamos llevar por nuestro propio ego y vanidad, aparece una voz en nuestra mente que intenta hacernos dudar de nuestra fe, de nuestro amor a Dios. Una voz que reproduce nuestras inseguridades, nuestros miedos y trata de derribarnos.
Quiere derribarnos y luego hundirnos en un mundo de rencor, maldad y alejarnos del amor que Dios nos enseñó, y lo peor: ¡hacernos olvidar a Dios!
No podemos escuchar a este impostor, no podemos dejar que el enemigo nos humille y empiece a controlar nuestras vidas y nuestras actitudes. No quiere nuestro bien, sino hacernos esclavos de su codicia y deslealtad.
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Sin embargo, hay otra voz en nuestros corazones, que se define por el amor y la compasión, una voz que dicta cada paso que debemos dar hacia la paz. Una voz que no nos juzga, no nos condena, sino que nos enseña el bien a diario.
Esta voz es la voz de Dios, es ella quien debe hablar más fuerte que la voz de la duda, del mal. La ansiedad que te hace daño, los pensamientos irracionales que te dejan desequilibrado y te hacen tener actitudes vergonzosas, todo eso se detiene cuando estás dispuesto a escuchar simplemente la voz de Dios.
Escuche la narrativa de fe que Él le suplicó que siguiera. Escuche el optimismo que la presencia de Dios provoca en nuestra rutina. Escúchalo con atención y redescubrirás la esperanza.
Dios no te creó para vivir en angustia, sufrimiento, buscando la autodestrucción. Dios te creó para ser extraordinario y para difundir la solidaridad y el amor por los demás.
No dejes que el enemigo te lleve a un mundo de incertidumbre e inseguridad. Deja que Dios cuide tu corazón, deja que Él trate tu alma con compasión, cariño y bondad.
Te hizo imperfecto, no para que sufrieras, sino para que pudieras crecer con cada revés, con cada desafío. Incluso en esos momentos, Él está a tu lado, ayudándote y diciéndote qué caminos debes tomar. ¡Solo debes dejar que Él actúe en tu vida!